miércoles, 27 de enero de 2010

DIALOGO CON LA MACARENA XII



Mi vida es camino,
entre el hombre y tu Hijo,
entre este hogar mundano,
que tiende, cada día,
a envejecer,
y ese hogar del cielo,
donde espero un día,
ser recibido por hijo.

Y en este camino,
en este sendero,
a menudo empedrado,
a menudo duro,
tu mano me conduce,
tu mano me sostiene
y me guía
ante tanta disyuntivas
ante tantos cruces
que en el camino de la vida
me invitan a diario
a ir hacía un lado o otro,
apartándome del camino
que me conduce
al goce pleno contigo.

Te busco en las estrellas,
te busco en la flor
que cada primavera
nace nueva y siempre es la misma
y sólo en la Palabra
y en el gesto acogedor
te encuentro.

Por que todo es camino,
tú siempre viajas conmigo,
por que todo es camino,
a pesar de la traición
del hombre que conmigo viaja,
tú siempre viejas conmigo,
y me dices que no tema,
que no me preocupe
en las necedades de este mundo,
que mire, siempre al cielo,
donde me espera un Arco,
donde me espera una Madrugá,
donde me esperas Tú.

VÍCTOR HERNÁNDEZ MAYORAL
27 de enero de 2.010

miércoles, 20 de enero de 2010

DIALOGO CON LA MACARENA XI


Aquí estoy, Señora,
un nuevo día,
buscando tu rostro,
buscando tus ojos,
buscandote a ti.

Aquí estoy, Señora,
dispuesto a poner
en tus abiertas manos
todo mi gozo,
toda mi alegría,
todo mi vivir.

Aquí estoy, Señora,
para abandonarme
por completo en tus manos,
para olvidarme por entero
de mi mismo
y hacerme todo tuyo.

Aquí estoy, Señora,
para entregarte mi ser,
para entregarme a ti,
para ofrecerte cada momento,
las horas fáciles,
las sonrisas, las risas,
las horas difíciles,
la cuesta arriba,
las horas amargas,
con sus adioses
y sus silencios.
Aqui estoy, Señora.

Y ya todo ofrecido,
y ya sin nada en mi,
y todo en tus manos,
repetir, contigo,
en este nuevo mediodía,
las palabras aquellas tuyas
que ofreciero tu ser al Padre:
"Hágase en mi tu Voluntad".

VÍCTOR HERNÁNDEZ MAYORAL
20 de enero de 2.010

martes, 19 de enero de 2010

PADRE NUESTRO AL SEÑOR DE LA SENTENCIA


Padre Nuestro que eres injustamente sentenciado a muerte
por enseñarnos que tu Reino no es el Reino de la violencia,
sino de el de esa mierada tierna y dulce que busca, a diario, alguien que le comprenda.
Padre Nuestro que eres injustamente condenado a muerte,
por enseñarnos que la importancia no está en el tener
sino en el dar y sobre todo en el darse uno mismo
como tú te nos das cada día en el Pan de la Eucaristía.
Padre Nuestro, que eres injustamente condenado por una Sentencia
que nos enseña el valor el verdadero Amor
que nos hace preguntarnos cada día:
¿qué puedo hacer yo por mi hermano?
En tus manos maniatadas confiamos,
porque estan llenas de Esperanza,
y esperas cada día que sepamos volver a ti nuestros ojos
con la confianza con la que Pedro, en la noche del Jueves Santo,
cuando por tres veces te negó,
busco en tu mirada un poco de compresión, un poco de amistad.
De tus manos amaniatadas esperamos
el perdón para nuestros muchos pecados
para nuestras mucas faltas de cada día,
para nuestro alejarnos de ti
y siempre, a pesar de estar atado,
quédate con las manos abiertas para perdonarnos.
Enséñanos Padre de la Sentencia
a perdonar, como tú perdonaste
a Pilato que te condena,
a los romanso que te torturan
y de ti se burlan coronandote de espinas,
como perdonaste al que te quito el manto,
y al que te clavo en la Cruz.
Que nosotros mirándo tu ejemplo
perdónemos a todos los que nos ofenden
y sepamos pedir perdón
y sobre todo brindar perdón.
Enséñanos Padre de la Sentencia
no a pedir el pan para nosotros mismos,
sino el pan para cada hombre y mujer
que a nuestro lado tienen la necesidad
de una palabra de aliento,
de una sonrisa,
de un gesto de amistad,
de un pedazo de nuestro pan
con el hermano necesitado,
con el hermano solitario,
con el que vive sus días en la más absoluta pobreza
que es no tener a nadie con quien compartir la vida.
Conviertenos en constructores de un mundo nuevo,
donde se valore a la persona por lo que es
y no por lo que tiene,
donde cada hombre o mujer no se siente extraño,
donde cobijemos a todos,
donde no discrimenemos a nadie,
donde luchemos por defender la justicia, frente a la injusticia,
la paz frente a la guerra y la violencia,
el amor frente al odio,
el perdón frente al rencor,
Donde no condenemos a nadie,
y estemos siempre abiertos a comprender
los fallos de los hermanos cm tú perdonas nuestros fallos.
donde quien nos vea diga: "Este es hemano o hijo
del Señor de la Sentencia y su Madre la Macarena".
Abre nuestros corazones a tu voluntad,
a pesar de que muchas veces no entenedamos
o no podamos aceptarla,
abre neustros corazones a tu voluntad,
y enséñanos a beber el cáliz del dolor,
el cáliz de la incomprensión, el cáliz de la traicción,
como tú lo bebiste en tu Pasión,
Señor de la Sentencia,
para que un día podamos gozar de la morada
que tú nos tienes preparada en el cielo,
junto a María Santísima, tu Madre y nuestra Madre
de la Esperanza Macarena.
VÍCTOR HERNÁNDEZ MAYORAL.
19 de Enero de 2.010

miércoles, 13 de enero de 2010

DIALOGO CON LA MACARENA X


Necesito tu mano, Macarena,
para continuar mi luchar diario,
para levantar mi alma,
y seguir las huellas,
sin nubes de incienso,
la Palabra, sin marcha,
del Fruto de tus entrañas.

Necesito tu voz, Macarena,
que me llene de lo que no tengo,
que llene mi alma de fe,
mi corazón, de amor,
y mi cabeza, de esperanza.

Necesito tu mano, Macarena,
para enfrentarme a mi destino,
para afianzar mis pies
como peregrino en mi camino.

Necesito tu voz, Macarena,
para que me de fuerzas,
para iluminar con tu luz
mi grisaceo cielo,
mi oscura amargura.

Necesito tu mano, Macarena,
para llegar al fin de mi jornada,
sin miedo a que no amanezcza de nuevo
el sol a la mañana siguiente.

Necesito tu mano, Macarena,
para caminar por la senda de la fe,
para afianzar mi crecimiento,
para sentirme más próximo del cielo,
para no añorar este destierro.
Necesito tu mano, Macarena.

VÍCTOR HERNÁNDEZ MAYORAL
13 de enero de 2.009