miércoles, 24 de febrero de 2010

DIALOGO CON LA ESPERANZA XV



Cada mañana, cuando el Padre
ilumina el cielo con el sol,
tú, Madre te asomas al balcón,
azul, a pesar de las nubes,
para ver si me alejo, o me aproximo
a la Casa del Ceilo.

Cada mañana, cuando el reloj,
siempre imparable como horas,
abres la puerta de tu Morada,
para ver si al bajar las escaleras
y salir a la calle de la vida,
me alejo o me aproximo
a la Casa del Cielo.

Cada mañana, mientras despierto,
preparas en la cocina del Cielo,
el desayuno de la Palabra
que tu Hijo pronunciará un día,
y que cada jornada me recuerdas
mientras vigilas que no me aleje
demasiado de la casa del Cielo.

Cada mañana, con un nuevo día,
mientras el Padre prepara el cielo,
tú organizas una fiesta para mí,
me tiendes los brazos,
y me abrazas calidamente
mientras me dices al oído:
No temas, hoy todo empieza
para ti de nuevo.

VÍCTOR HERNÁNDEZ MAYORAL
24 de febrero de 2.010

miércoles, 17 de febrero de 2010

DIALOGO CON LA MACARENA XIV



Madre de Dios,
made mía,
vengo ante ti
por que necesito tu pecho
para en él refugiarme,
por que necesto tus manos
para dar auxilio
a mi vida cristiana.

Vengo a ti,
Macarena,
porque eres maestra,
la mejor maestra
de la historia,
que tuvo,
la dificilo tarea
de educar al mismo Dios
y vengo ante ti
porque además
fuiste discípula,
alumna,
de Aquel del tú, misma,
eras Maesta.

Enséñame Madre,
en tu escuela,
a parednder lo que tú aprendiste,
hazme discípulo de tu Maestro,
díscipulo de tu hijo
en estos momentos,
tan dificiles para la fe.

Madre de Dios,
Madre Mía,
Señora de Sevilla,
ruega por mí
y ayudáme a ser ante el mundo
luz que alumbre cada día
como tú alumbras cada Madrugá
las noches de Sevilla.

VÍCTOR HERNÁNDEZ MAYORAL
17 de febrero de 2.010

miércoles, 10 de febrero de 2010

DIALOGO CON LA MACARENA XII



Aunque es de noche, y noche profunda,
noche de frío y nieve, noche oscura,
estoy seguro, no vacilan mis pasos,
mientras te busco, un nuevo año,
cuando la Cuaresma ya casi llama
a la aldaba de la puerta de mi espíritu.

Mendigando voy, Señora,
un poco de calma,
una limosna,
para mi espiritu siempre en batalla,
siempre en el desierto,
hambriento del Pan
que un día tus hermosas manos
dieron vida en el ciudad del Pan.

Aunque es de noche
y el sendero se pierde
entre las sombras,
que desde el cielo
tantas estrellas me ofrece,
descanso en la seguridad,
de que no tardaras
en llegar a mi encuentro,
en venir a mi llamada,
si te espero.

Un voz profunda, dulce,
le dice a mi corazón
que si persevero,
que si yo quiero
tú vendras a mi encuentro,
y que de nuevo en la Madruga,
en ese fugaz momento
que marca el reloj de la noche,
cuando en tu palio
entre una nube de incienso,
gritos de jubilo,
oración en los corazones,
me miraras, Señora,
y me tenderás de nuevo la mano,
para decirme levanta.

VÍCTOR HERNÁNDEZ MAYORAL
10 de febrero de 2.010

miércoles, 3 de febrero de 2010

DIALOGO CON LA MACARENA XII


María, cuando mis pies cansados,
cuando mi corazón envejecido,
llegue al final de esta jornada
buscando un poco de calma,
déjame descansar en tu remanso.
Cuando mi barca, destartalada,
cansada de tanto viajar,
de tanto arribar a muchos puertos,
ilumina, Madre, el faro, la estrella,
para que mi viejas maderas,
sin mucho, daño, arriben en las arenas
de las playas del cielo.
Cuando los ojos se cierren,
cansados de tanto buscarte,
y la gozosa muerte,
me descubra tu rostro,
entonces, Madre,
dame un abrazo fuerte,
y no suelte, ya, más mi alma
de tus manos,
pues a pesar de morir en la lejanía,
por fin seré, todo tuyo,
y mi corazón en tus manos mecido,
será un corazón Macareno.
VÍCTOR HERNÁNDEZ MAYORAL
3 de febrero de 2.010