Quiero dar las gracias a Loli Garrido por esta imagen que ilustra este Dialogo de hoy, creo que esta imagen dignifica más que ninguna otra lo que mi corazón no puede expresar con palabras en este día. Gracias Loli y este dialogo va para ti.
Madre, llegado un nuevo otoño,
vestidos de añoranza los árboles,
vuelve, tras mucho tiempo,
a remover las tierras de mi corazón,
ahora, en silencio barbecho,
después de muchos veranos en secano.
Limpia esta tierra,
de las piedras y guijarros
que han ido posando en ella
las tormentas de agosto,
las lluvías de otros otoños,
de otras primaveras.
Abona de Esperanza esta tierra,
surcada por tus manos,
y planta en ella, de nuevo,
Madre, este nuevo otoño:
la palabra de tu Hijo.
Ven, de vez en cuando,
a cuidar, en las tardes de invierno,
tu siembra, para que el frío no la dañe,
y al llegar la primavera,
la tierra pueda germinar en fruto nuevo.
Hortelana del cielo,
cuando llegue la primavera,
riega la siembra de este huerto,
con el Agua de la Acequia
que Pilato sentencia.
Cuando germine la espiga,
Segadora de San Gil,
en granos de nuevo trigo;
corta con tu hoz las espigas,
llévalas al molino
para que la piedra muela
la semilla que tu plantaste
y se convierta mi corazón
en nuevo Pan, en las manos
de tu Hijo, Madre de la Esperanza,
para que vuelva a ser sentenciado,
una vez más, en una nueva Eucaristía.