miércoles, 1 de junio de 2011

DIALOGO CON LA MACARENA



Tus plantas, Madre, no necesitan
ricos damascos, ni orópeles,
tus plantas necesitan una alfombra
tejida con el fruto de la abeja
por tu barrio y hermanos
en una Noche de primavera.

No necesitas, Madre,
exóticos áromas,
traídos de más allá del Oceano,
o en Caravanas de la India,
pues sólo con los pétalos
del azahar que florece,
cada año, en primavera,
ya te sientes dichosa.

No necesitas, Madre,
que un ofebre juegue
con oro, plata, diamantes,
para ofrecerte una presea,
pues ¡qué mejor corona,
para ceñir tus sientes,
Madre Macarena,
que el corazón de tus hijos,
de tu barrio, de tus hermanos!

¡Qué puedo darte, Madre,
para embellecer tu rostro,
si en él, se refleja el cielo
y ante la muerte, como Macareno,
sólo espero llamar a la puerta
de la Casa del Padre,
un día de otoño, o invierno,
y qué seas tu quien me abra!

¡Qué más puedo anhelar
y esperar que esa hora,
¡dichosa hora!, en que
ya nadie pueda separarme
de mi Madre del Cielo!

¡Qué más puede hacer dichosa
esa gloriosa hora,
que sentirse en el cielo
con su Madre Macarena!

1 comentario:

  1. Precioso el diálogo hermano, y es que Ella no necesita nada para ser la misma cara del cielo.
    Un besazo.

    ResponderEliminar