miércoles, 15 de junio de 2011

DIALOGO CON LA MACARENA





Así, es como te necesito, Madre,
cercana, a pesar de las velas,
próxima, a pesar de los cirios,
senda que me lleva a Jesús
a pesar de los guijarros,
a pesar de las caídas,
tú eres el mejor camino
para a tu Hijo, llegar.

Al llegar la noche,
con el último rayo del sol,
y antes de aparecer
la primera estrella del cielo,
tu sonrisa embaraza de esperanza,
anuncia ya la Aurora de un nuevo
amanecer, de la manaña.

Ante el frío siempre nuevo
de un presentido otoño,
tus manos me dan cobijo,
cubriendo mi desnudez
cada nueva noche,
cuando desde el lecho
te llamo, con el mismo
nombre que Jesús: Madre.

Ante el amargo sabor
de las olas del mar,
tiendo mis manos a tus manos,
y tiendóndome tu panuelo,
enjugas mis lásgrimas
y me regalas un nuevo beso
y me das fuerza para reanudar
mi camino cada mañana.

1 comentario:

  1. Y que nunca pieras esa fuerza que te da la Madred el cielo para que la sigas escribiendo cosas tan bellas como esta.
    Un besazo tato.

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